La huella que ha dejado tras de sí el incendio que azota a la isla de Tenerife desde hace nueve días se observa desde las carreteras que conducen al Teide. La imagen en blanco y negro que se observa a lo largo de la TF-24, desde La Esperanza, es desoladora, un olor intenso a quemado con nubes de humo que aún imperan en la zona.
Una vista rápida a la corona forestal que acompaña en dirección a Izaña deja la esperanza de que no todo está perdido, pero muestra su debilidad a través de la vegetación que ya no existe. En Izaña, sin embargo, el blanco de las infraestructuras científicas de la AEMET y del Instituto Astrofísico de Canarias protagonizan la escena, tras haber sido salvadas, con esfuerzo, por los equipos de extinción a tan solo 50 metros de distancia.
Pasará tiempo para que la vida vegetal vuelva a resurgir a través de este espacio que se han quemado en este espacio protegido. Se mantiene la esperanza en el pino canario, más resistente con respecto a otras variedades y especies y que se regenera con relativa prontitud, pero hará falta un tiempo, una lluvias persistentes y mucha paciencia. Más de 2.000 hectáreas que se han quemado en este espacio protegido.
Las emisiones de CO2
Las emisiones de carbono de Canarias este mes han sido las más altas para cualquier otro mes de agosto en los últimos 20 años, según ha afirmado el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS, por sus siglas en inglés), que ha asociado este pico al incendio de Tenerife.
Según ha informado en una nota este programa satelital europeo, el Sistema Mundial de Asimilación de Datos sobre Incendios (GFAS) refleja los valores totales diarios del poder radiactivo del fuego que desde el 15 de agosto ha afectado a la isla de Tenerife, así como las emisiones estimadas para el archipiélago con datos hasta el 22 de agosto, emisiones que ascienden a las 0,3 megatoneladas de CO2.
Se trata de “los valores más altos para cualquier mes de agosto de las dos últimas décadas”, han precisado desde Copernicus, que también ha medido el CO2 emitido en Grecia a consecuencia de los incendios forestales que afectan este mes a las regiones de Macedonia Oriental y Beocia.
El CO2 es uno de los principales gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global y la consecuente desestabilización del sistema climático mundial -fenómeno conocido como cambio climático-, que acarrea consecuencias como la pérdida masiva de biodiversidad, la subida del nivel del mar, el aumento en la frecuencia y virulencia de acontecimientos meteorológicos extremos y otros riesgos para la salud humana, como la propagación de enfermedades.
InformativosCanarias/Efe